Quedé con Hei de ir a la muestra
de cine a ver la de amour, de haneke
(está bien hecha, actuaciones chidas, un ambiente lento y cansado, cerrado,
adecuado para tratar la enfermedad y la locura, el tipo de temas que interesan
a este director, no la recomendaría –y no es porque le saque al tema– a menos
que se quiera salir con cierta desazón del cine), a mí se me hizo tarde y ella
no quería perderse el comienzo, así que dejó mi boleto en la entrada.
Llegué durante los créditos iniciales,
en eso me llegó un mensaje de ella para avisarme dónde se había sentado, le
dije que con las prisas ya me había sentado hasta atrás, que gracias. Durante la
película como unas tres veces el chico de la fila de adelante revisaba su
celular y la canija luz me daba, pensé en decirle que no mamara, pero no quise
y él lo guardó rápido.
Al final me dijo ella que, cuando
me estaba viendo el mensaje que envié, la chava de junto se puso de neuras “¡oye,
me da toda la luz en la cara! ¡Apágalo!” y que ella sólo le respondió que se
calmara, y es que la neta, ca, uno pensaría que las personas que irían a ver
una película así, “cine de arte”, serían…. diferentes, o sea, no niego que la
luz del cel deslumbra en una sala a oscuras, pero no mames, ¿dónde queda la
tolerancia? En la facultad de letras, de la que me salí en tercer semestre para
comenzar a andar en el taxi, qué mamona
es la flota de ahí y de filosofía, supongo que hay de todo, pero para mí es
evidente la tendencia ególatra de la facultad de letras y la de filos.
Ha sido una pendejada creer que
el desarrollo del intelecto basta, es decir, incluso afirmo que el intelecto se
queda enano si no se desarrollan otras habilidades como las emocionales,
sociales y, aunque saque roncha, las espirituales.
Y no soy original en esto, sólo
me adhiero a la perspectiva que me parece la correcta, el otro día veía un programa
sobre pedagogía en europa, y hablaban de lo necesario que es modificar el
paradigma educativo, de no poner las matemáticas delante de la lengua o las
artes, y de impartir clases para enseñar a los niños y jóvenes a conocer sus
emociones. Algo que se me hizo muy chingón es que los muchachos con más pedos
son los que sacan lo mejor de estas clases. ¿Y los resultados? Mejores calificaciones,
disminución del consumo de drogas, etc.
Y hablaban sobre que la educación
debe servir para desarrollar personalidades y no repetir conocimientos.
Citaron la Declaración de
derechos del niño, que busqué y dice en el principio 7: “Se le dará una
educación que favorezca su cultura general y le permita, en condiciones de
igualdad de oportunidades, desarrollar sus aptitudes y su juicio individual, su
sentido de responsabilidad moral y social, y llegar a ser un miembro útil de la
sociedad”.
Una anécdota que me latió mucho
fue que le preguntaron a un psicólogo holandés si en verdad se buscaba esto,
pues la educación parecía más interesada en desarrollar la competitividad, y él
le dijo que en una ocasión el que era rector de harvard estaba consternado porque el presidente de eu
cuestionó a alguien de su gabinete por vender hipotecas que eran una mierda y habían
jodido a quienes las habían adquirido (y por supuesto a la economía), y el
interpelado se limitaba a responder “señor presidente, no es ilegal”. El rector
se preocupó cuando supo que fue alumno de la fac de derecho de harvard y le
dijo “si estamos graduando este tipo de personas, estamos haciendo algo mal”.