4.7.13

Tan difícil como abrir la boca

Me cuesta recomendar cosas. Para mí el conocimiento es valioso porque requiere esfuerzo e interés. En cualquier campo. Así que no estoy dispuesto a dar así nada más.
Un cuate bibliotecario me había dicho que se les pasaban a los profesores unas hojas para ampliar el acervo, pero no las entregaban. Y el bibliotecario se quedaba sin sugerencias de primera mano.
En una ocasión a otro le pregunté si se podían hacer recomendaciones. Yo había ido a psicología y el texto que necesitaba no salía y por el número de páginas ni para chutármelo ahí. Nadie pudo prestármelo ni conseguírmelo. Así que recomendé las obras completas de ese autor. Aunque en realidad cuando lo hice, ya había solucionado ese pedo leyendo el texto con erratas en internet… Puse en mi hojita que era un autor fundamental, del cual se necesitaban dos ediciones, pues al ser una traducción siempre es recomendable comparar. Además siendo su contribución útil no sólo para la psicología, sino para la antropología, filosofía, artes y humanidades en general, no era posible que únicamente esa edición estuviera en la facultad de psicología sin posibilidad de salir.
También me permití recomendar la nueva edición del Manuscrito hallado en Zaragoza a partir del descubrimiento de, válgase la rebuznacia, otro manuscrito. Y la nueva traducción de otro filósofo, del cual la traducción viejita ha sido muy criticada y al parecer ha hecho la vida imposible a los estudiantes. La nueva edición es además bilingüe.

Fui a sacar material hace unos días y, jajaja, !ya estaban! No mames, tuve que ver esas obras completas, nuevecitas y efectivamente completas. Me pregunté si servía de algo haber hecho esa recomendación. Saqué el libro del filósofo y ya tenía el sello de haber sido prestado a domicilio. 

1 comentario:

La señorita verde dijo...

Esto es lo que yo llamo un post feliz :D
Bienporusté. Saludos.