qué cagado que el poemario al que pertenece es de 1994, el sida era lo de moda. ahora es el estrés. pareciera como si el contacto fuera perdiéndose cada vez más, con el sida se perdió la intimidad, o ese intento fugaz de contacto; ahora ya ni siquiera se aguanta al que está enfrente.
Un virus llamado SIDA
Cuando ya nadie moría por amor
ni por cambiar el mundo
(escépticos ante los estremecimientos de la piel
y las abyecciones del poder)
este pequeño retrovirus,
de la familia de la varicela
y de la gripe
entrometido en la sangre
como en las sábanas,
mezclado con las lágrimas escasas
y los sudores lentos
parásito de los besos castos
como de los perversos
mudo y escondido
traicionero morador de nuestras
células
instala otra vez la muerte
entre los escépticos
entre los cómodos
y los cautos.
Ah, el peligro de amar lo
desconocido
–y en efecto: ¿quién nos conoce?,
¿quién nos es conocido?–
tan intenso, ahora,
como cambiar el mundo.
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