En la víspera del festejo del día
por medio de la presente quiero agradecer al hijueputa que rayó el libro que
saqué sobre depresión.
Gracias por compartir tu
subrayado con nosotros, los lectores lelos, que no sabemos dónde está lo principal,
además de tu generosidad respecto de la tinta de tu lapicero, pues no subrayas palabras
clave, sino que nos llevas delicadamente de la mano a través de extensos y
acechantes párrafos que solo buscaban nuestra perdición.
De igual manera quiero agradecer
tus comentarios a un lado de la hoja, que permiten orientarse, aclarar un concepto
o demostrar sus múltiples conexiones con otras materias o lecturas. Verdaderamente
puede decirse que antes de que hablaras todo era letra muerta.
Por tener la visión de
subrayar con lapicero, y darle no una, sino varias vueltas para remarcar, que
tal que nos hubiéramos perdidos todas esas ráfagas de clarividencia tan solo
por haberlas confiado al trazo enclenque de un lápiz.
Y gracias por el voto de
confianza, sé que en tu papel de guardián del conocimiento pudiste arrancar
hojas o deshojar el libro, pero te has mesurado y nos has permitido, a pesar de
todo, leer. Pudo haber sido peor, como el ojete de bolaño que presumía de robarse
los libros.
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