Cursito de religión y artes de la India en la actualidad
Llegué tarde, chin, pero por fin
entendí lo que es ‘seguir el camino del dharma’.
Comenzaron con una oración que no
pude ver, pero que retomaron al final. Shiva creó el universo bailando, es el
dios de la danza, la oración fue una danza, en la danza es donde el artista o creador
y su creación son una misma cosa.
Me gusta que no haya leyes, sino
que cada quien sabe lo que tiene que hacer (seguir el dharma), este actuar correctamente
pero no por inhibición o prohibición, sino que brotan por decisión y, paulatinamente, por armonía.
En el jainismo (religión a la que
perteneció la mamá de Gandhi y de la que extrajo el principio de la ‘no violencia’,
que es uno de sus votos -orita que me acuerdo leí que lo había tomado de tolstói, mañana pregunto, aunque no es lo importante, pudieron haberse reforzado-) se trata de no violentar nada, de ser mesurado, ni
siquiera con los pensamientos o las palabras. Y es lógico, poco a poco una
persona puede templarse o ligar una depresión u otra enfermedad si se esfuerza
por estarse jodiendo a sí misma.
Puede que nunca veamos las
repercusiones de nuestros actos equivocados o mal dirigidos, pero sin duda
afectarán al mundo. Y a nosotros mismos.
Me acuerdo cuando leyendo a Hesse
mencionaba algo sobre la cultura de la india y yo lo veía como algo muy lejano,
incluso por mi interés.
Acercarme a las demás religiones
me ayuda a comprender la mía, y la mía me ayuda a comprender a las demás. No me
gusta cuando hablan de que el cristianismo desprecia el cuerpo, cómo podría despreciarlo
una religión que sabe lo que es el sufrimiento, y esto no lo digo yo, me lo
enseñó chéjov, que era ateo. Lo que se le ha enjaretado al cristianismo por la herencia
griega…..
Las ideas comunes que circulan
por no conocer algo: con frecuencia se dice ‘pues reencarnaré en algo mejor’
como diciendo ‘pa la otra le echo más ganas’, pero para el hinduista no es
deseable la reencarnación. No se puede comparar lo mejor de aquí con ser uno
con el Todo. Allá, lejos de la muerte, la enfermedad y el sufrimiento.
La güerita preguntaba y parecía
más interesada que los otros dos que la acompañaban. Igual y na’más entraron
por pegotes.
Tenía un ratote que no manejaba a
las dos y cachito por estas calles, se me había olvidado el tráfico tan canijo
y ese estilo frenético de conducir. Me sentí tan raro, tan ajeno, no queriendo
pertenecer a ello, pero no pude evitar sentirme un poco contagiado.
¿Cuándo fue la última vez que medité?
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