Hace rato meché un round con unas
ñoras (pero no de esos chidos que lo hacen a uno segregar endorfinas). Una decía
que en estos tiempos la cosa está más cabrona mientras yo argumentaba que esto
no es mas que el resultado de muchos años, y la otra decía que habíamos
mexicanos buenos, como los que estábamos ahí reunidos. Ahí fue cuando perdí la
cabesoplas. No sé, pero no soporto a la gente que se cree buena. Y no porque
crea que deben clavarse con una onda ahí culpable, los dos extremos pueden ser
peligrosos. Puede uno terminar enfermo o algo así. Sólo me parece que el
creerse bueno es peligroso porque puede conducir a la indiferencia o al
conformismo. Una vez leí algo así como que la mayoría de las personas no hacían
muchas chingaderas sencillamente porque no estaba a su alcance. Entre otras
cosas, por eso me caen retebien Schopenhauer y Baudelaire, porque no tenían
empacho para gritarle su precio a la cara a sus respectivos países. No sé,
pienso que las personas deberíamos estar conscientes de que somos así como el
yin y el yang. Les dije que la situación en México (la violencia y la
corrupción) sí reflejaba lo que somos como país, que peña no era la causa, sino
el resultado, que la ideología mexicana siempre necesitaba chivos expiatorios,
y que todos teníamos que ver en esto. Emputadas dijeron la última palabra ‘a mí
no me refleja ese tipo’, ‘ni a mí’, dijo la otra.
Quizás lo que más me hizo emputar
es que las personas no queramos reconocer la parte que nos toca del estado en
que están las cosas. Pienso que una manera de trascender esta bronca es reconociendo
eso que hemos hecho mal o que no hemos hecho. Pero se requieren huevos para
eso. Pero bueno, yo qué sé de ellos.
Al final me sentí mal por los
demás, por los que escuchaban la discusión, no me siento bien por haberle
querido hacer entender a la gente ‘cabrón, tú también estás embarrado de esta
mierda’.
Este es un post no de malas. El de
buenas mañana llega.
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