13.8.12

filos y ciencia

No hay nada más descorazonador, sobre todo en el transcurso de los 30 o 40 últimos años, que el espectáculo que los científicos más ilustres en sus disciplinas positivas ofrecen cuando se meten a filosofar sin saber filosofía. El hecho de haber descubierto una nueva estrella en el firmamento o de haber expuesto una nueva ley de gravitación universal, no autoriza ni mucho menos justifica, y no digamos legitima, que un físico de toda la vida, un matemático de toda la vida, se ponga de pronto, sin preparación alguna, sin ejercitación previa, a hacer filosofía. Suele ocurrir lamentablemente que grandes espíritus científicos, que tienen toda nuestra veneración, toda nuestra admiración, hacen muchas veces el ridículo, porque se ponen a filosofar de una manera absolutamente pueril y salvaje. 
Habremos, pues, de huir de las atropelladas generalizaciones de la sapiencia popular y de las no menos atropelladas generalizaciones de la ciencia cuando se sale de los estrechos límites en que está recluida cada disciplina.
El hecho, por ejemplo, de haber descubierto la neurona (....) no puede autorizar a un neurólogo, por ilustre y sabio que sea, a escribir las banalidades y trivialidades más pedestres sobre los problemas elementales de la filosofía.
                                                                                                                                      G. M.

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