Esta morra vive
por mi casa. Un día estaba aguardando a que pasara el higueras, como no está
pavimentado se hace un lodazal, ella ni me hablaba, esa vez la mandaron por las
tortillas y al cruzar la calle un zapato se quedó atorado en el lodo, se
tambaleó y se le cayeron unas. La ayudé, llevaba un buen,
como que mataron un marrano en su casa; y desde ese día ya me saluda.
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