El Tribunal Electoral
del Poder Judicial de la Federación (MIERDA, por sus siglas en inglés) se
cubrió de gloria por enésima vez.
Aunque muchos
sólo aguardábamos el trámite, no por eso dolió menos. Y ahora, ¿qué hacer?
No espero, amable
lector, que me tengas a mí por discreto ni a mis opiniones por ciertas ni bien
averiguadas, mas me pluguiera discurrirlas contigo para actuar con sabiduría y
concierto.
Pienso que lo
que más nos jode es nuestra ideología. Tenemos que cambiar muchas cosas de
nuestra manera de pensar, porque, aunque no lo parezca, son ideas las que nos
dirigen, los judas del trife no es que sean menos timoratos, sencillamente sus
ideas les dicen ‘mientras yo esté bien, los demás que se chinguen’ y ‘vale más
dinero en la mano que ideales volando’. ¿Recuerdas que una vez nos dijo el
argentino que en américa central y del sur existe el verbo ‘mejicanear’ y que significa
‘traicionar’ o ‘dar la puñalada trapera’? A mí no se me olvida.
Una vez un primo
que trabajaba vendiendo cosas de puerta en puerta me dijo que un señor estaba
madreando a su esposa en el suelo, tonces él le dijo que le bajara, el ñor se
emputó y mi primo sacó la navaja, la señora, toda madreada, se levantó y le
dijo que por qué chingaos se metía en lo que no le importaba. Pienso que los
que queremos el cambio no nos hemos detenido a considerar que, de tomar
acciones bruscas, el mismo pueblo detendría esos cambios, ya ni siquiera habría
necesidad de la fuerza del estado. La gente que veía a los que protestaban en
marchas opinaba de ellos “pinches huevones, mejor deberían ponerse a trabajar”.
Peña sí representa a méxico, representa lo jodido y descompuesto que está,
basta recordar un refrán que es revelador “más vale malo por conocido, que bueno
por conocer”.
Pero no debemos
desmoralizarnos -no recuerdo si era deleuze el que decía que tristes somos más manipulables-,
todo lo contrario, quiero que la gente se encabrone y haga algo con su coraje,
que lo use de manera inteligente, que nos crezcamos ante el castigo. Lo que nos
ha fallado es esperar cambios repentinos, rápidos, un día de votaciones y ¡listo!,
no, las urnas no iban a detener la inercia, el candidato del rip (sic) es
producto de nuestra sociedad e ideología. El yerro está en endilgarle la
responsabilidad a una persona y en querer cambiar un país en un periodo corto
de tiempo. ¿No es eso mexicano? Trabajar poco y ganar mucho, ¿no es eso ser un
chingón?
Al parecer, y
deseo equivocarme, no queremos un cambio, sólo buscamos que se haga nuestra
voluntad, tal y como lo hace peña. El cambio puede comenzar ya, pero no
esperemos frutos dentro de unos días.
Para empezar nos
tenemos a nosotros mismos, el progreso de cada persona es el progreso del país,
eso no nos gusta oírlo, porque requiere paciencia, y la paciencia implica una
actividad sostenida. Que quede claro que no descarto la lucha política y la acción
civil para nada, pero creo que tiene que haber un paso acompañado, una
evolución interior que se manifiesta exteriormente y viceversa.
Algo que escucho
con frecuencia es que todo es muy complicado y la mar de confusión nos ahoga, pero
quiero citar algo con lo que concuerdo y que dice lo contrario: “Parece de
sentido común considerar que tener más opciones es siempre preferente a tener
menos, y que es mejor saber más que saber menos. Sin embargo, Elster demuestra
en este libro que, muy a menudo, el sentido común falla. A veces, simplemente
ocurre que menos es más y que podemos sacar provecho de una limitación de
nuestras opciones, o aun del hecho de ignorarlas”.
Hay una
recomendación de Hesse respecto de la lectura que me parece se puede aplicar a
muchas cosas en la vida y a la situación actual de México cuando uno se
pregunta qué hacer: “que cada uno comience con lo que pueda comprender y amar”.
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