al fin entiendo por qué me engento).
evans: Así, en una sociedad
superpoblada habrá enemistad, hostilidad y agresión.
Lorenz: El lugar más lleno de
gente que conozco es la parada de autobús de la calle 42 de nueva york. La gente
allí es irascible y brusca, y si preguntamos a una persona por una dirección,
nos contestará mal, porque le pone de mal humor la falta de espacio. Las mismas
consecuencias de la superpoblación pueden encontrarse entre los gatos, los
cuales manifiestan una presión arterial elevada y los demás síntomas de la tensión.
(…)
Evans: ¿piensa usted que tenemos
que emplear métodos drásticos para reducir el número de habitantes del planeta?
Lorenz: habla usted de medidas
drásticas, pero no podemos tomar
medidas drásticas, aunque todos los problemas que acosan a la humanidad se derivan
del exceso de población. Si intentamos resolver el problema por alguna vía que
no sea la de la educación, volveremos a caer en el más violento de los
autoritarismos. Si no somos capaces de reducir voluntariamente la población, no
podremos reducirla de ninguna manera. El principal peligro de la limitación
voluntaria es, por supuesto, que las personas inteligentes y responsables sean
las que planifiquen sus familias, y que los ignorantes irresponsables no lo
hagan. En este caso, la selección no será buena.