Una vecina
se fue y dejó abandonados a sus perros. Les llevé unas croquetas pa’ que se
alivianaran. Se han quedado con tanta hambre que comen lo que sea, papel
incluso, el otro día dejaron propaganda en su puerta y ya se la estaban
comiendo. Días después vi que uno arrastraba la cola y lloraba, como que no
podía cagar. Que lo reviso, era una mierdota, tons que me pongo un periódico,
pa’ no embarrarme, y le saqué del culo una novela sobre violencia y
narcotráfico, perteneciente a la llamada “literatura del norte”.
Esto ha
sido el colmo, he decidido a llamar a los Amigos de los Animales para que
vengan por ellos.
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