18.2.12

No dejes que mis lentes te engañen.

Algo que decepciona es creer que un charco tiene la profundidad del cielo que refleja. Ponemos guirnaldas en nerones y callamos a las mujeres en el senado. A mí me pasa con ciertas actrices pornográficas o ciertos músicos, los escucho hablar y pienso, puta madre, está tan guapa o hace música tan chida que pensé que dirían algo interesante, pero no.

Me laten las explosiones de la gente, pero no de cualquiera, toparme con un imbécil, eso lo veo todos los días y no es más que su estupidez que se derrama. Ver a una feminista gritar o a un pinche ricardo exigir, eso no me sorprende nada y me recuerda la escena esa de problem child 2 donde el niño le mete unas calcetas a su abuelo en la boca para que deje de roncar.

En cuanto a mí, odio que piensen que mi vida es leer. Me meo en escribir bien y en los libros que hablan sobre libros.

Me gusta cuando ciertas personas, a quienes habíamos negado nuestra atención, respingan o con sus actos dicen ‘no me conoces, pendejo, porque crees que soy así o de esta otra manera, y en realidad desprecio eso que me adjudicas o por lo menos no es todo lo que me importa’; cuando no se ponen el uniforme que les asignamos y, con ello o a partir de ello, revelan algo interesante.

1 comentario:

La señorita verde dijo...

Y lo mejor es que el asunto va más allá del "si no me conoces, no me juzgues". Es conocer la talla del corazón y demostrársela a sí mismo, porque es lo mínomo que nos debemos.