25.6.09

Lo que pasó ayer



Quizá digan que Aliosha era torpe, atrasado, que no había terminado sus estudios, etc. Cierto, no había terminado los estudios, pero sería muy injusto afirmar que era torpe o poco inteligente. Repito lo que he dicho más arriba: entró en ese camino tan sólo porque en aquel entonces ese camino fue lo único que le impresionó y se le presentó de pronto como el ideal de su alma, tan afanosa de salir de las tinieblas y remontarse hacia la luz. Añadan que era un joven en parte ya de nuestro último tiempo, es decir, honrado por naturaleza, ávido de verdad, a la que buscaba y en la que creía, y que, habiendo creído, exigía la participación inmediata en la verdad con toda la fuerza de su alma, exigía la realización inmediata de alguna con el imperioso deseo de sacrificarlo por ella todo, incluso la vida, en aras de la hazaña. Por desgracia, estos jóvenes no comprenden que el sacrificio de la vida es, quizá, el más fácil de todos los sacrificios en la mayor parte de los casos análogos, y que sacrificar, por ejemplo, cinco o seis años de su ardorosa vida juvenil a un estudio difícil y pesado, a la ciencia, aunque sea para decuplicar las propias fuerzas al servicio de la misma verdad y del sacrificio mismo con que se han encariñado y que se han propuesto llevar a cabo, es un sacrificio casi siempre por completo superior a sus fuerzas. Aliosha no había hecho más que elegir el camino opuesto todos los demás, pero con misma sed de sacrificio inmediato.
(De los hermanos Karamázov)

Orita tengo mucho trabajo, no digo que más que los demás, sólo que tengo mucho, yo lo he dejado acumular, el caso es que en la mañana sorprendí a una chica orando, ella estaba en su casa, yo fui al coche por mi mochila y pensaba “orando…”, mmm, se me hizo algo no sé, como que no lo podía creer, mientras sacaba las cosas pensaba “tengo muchas cosas que hacer” y sentí lo divino lejano.
Lo único que quiero decir es qué tan ajetreados nos puede tener el mundo que nos olvidemos de las cosas de Dios, y no es cosa de hoy, de este día en que he dejado acumular el trabajo, ya me había olvidado de Dios desde hace meses ¿o años?

“-Marta, Marta, te preocupas por muchas cosas y sólo una es importante”.

1 comentario:

La señorita verde dijo...

Hace mucho tiempo me dijiste que te gustaba mucho ver cuando alguien pasaba delante de alguna iglesia y se persignaba, como si hiciese un alto en la carrera del día. Ya me tocó ver lo mismo un par de veces y tenías razón, qué ejemplo de abstracción del mundo y conjunción con él.

“Lo urgente es hacer y dejar que tú hables dentro de mí.
Vivir en la profundidad de las cosas
y en el contínuo esfuerzo
por buscarte en el silencio de tu misterio.”

Me gustó:“la vida, quizá, el más fácil de todos los sacrificios en la mayor parte de los casos análogos, y que sacrificar, por ejemplo, cinco o seis años de su ardorosa vida juvenil a un estudio difícil y pesado, a la ciencia, aunque sea para decuplicar las propias fuerzas al servicio de la misma verdad y del sacrificio mismo con que se han encariñado y que se han propuesto llevar a cabo, es un sacrificio casi siempre por completo superior a sus fuerzas”.
Es una visión sin miedo a los cánones de su tiempo. Necesitamos lo material, nos tienta el éxito, decimos que queremos ayudar a los demás porque inconscientemente eso nos hace sentir bien a nosotros mismos, entonces, nos esforzamos por estar bien nosotros.

Recién una amiga dijo que ojalá México quiebre y lo compre un país de verdad, porque entre las elecciones del 5 de julio, Nuestra Belleza y Michael Jackson se va tapando como quien no quiere la cosa la cloaca abierta por el incendio de la guardería, y dijo que los valemadristas conformistas patrioteros no saben que nuestro país no tiene salida de emergencia, que no sabremos por dónde evacuar. Me puso en un estado apocalíptico, lo confieso, y entonces leo esto y quiero pensar que de algo tiene que servir tirar el heroicismo y conservar el valor, y que entre el valemadrismo y el pesimismo, prefiero el sacrificio que no lo es porque no se piensa, sino que ocurre con naturalidad al buscarle sentido, con buena voluntad, a cada cosa que hacemos.

Ahora una pregunta: ¿Qué pasó ayer?