Estabamos ahí, varios perros esteparios a punto de iniciar nuestra travesia por los límites de la conciencia. Era una noche en la que el sueño podía llevarse a cabo, sólo nos faltaban algunos detalles para iniciar el destello de nuestras cóleras en conjunto. Uno a uno nos mirabamos a sabiendas del gran descubrimiento que estabamos a punto de vislumbrar para la humanidad entera - tenemos que concretar esta misión - se murmuraba entre la manada. Acto seguido prendimos los motores para la expedición, entre humo y olores del mismísimo diablo a consecuencia del combustible, empezamos a zarpar lejos de esta nuestra hermosa tierra natal.
Allá a lo lejos, podiamos ver por las ventanillas de nuestro Apolo 13 cómo nos ibamos desprendiendo cada vez más de todo lo que hemos vivido, de la tristeza, de los enojos, la burla, los amores truncados y toda esa gama de sentimientos contradictorios que tiene su origen en el planeta tierra. Qué bien se siente subirse al unicornio de lo desconocido pronuncio desde las calderas del apolo nuestro amigo "el carnal", al cual referimos que no dejara de meter más combustible a la nave porque de ser así no ibamos a llegar al destino de nuestros límites.
Después de unos minutos en el espacio, cada uno de los tripulantes se concentró de manera casi magistral a sus labores dentro de la nave: el buen sagrev y el nómada se dedicaron a checar los víveres para el tour, el joven estudiante del politécnico se dedico a medir las densidades, verificar niveles de oxígeno y demás reacciones que estudia en el aula, el carnal seguía en la caldera prendiendo el combustible para llegar con bien a nuestro destino, el moreno hacia rondines por toda la nave verificando que cada quien llevará a cabo su misión, al mando de la misión se encontraba el buen piper acompañado de capitán polainas el cual se encontraba redactando algún texto bien estructurado para su regreso a la dicotomía de la vida diaria y un servidor se hacía cargo de todo y de nada a la vez...
De pronto cerca del tablero de controles, me comento capitán polainas - Mira piper se aproxima un objeto volador no identificado -, a canijo es cierto capitán, por medio de telepatía el buen sagrev trato de comunicarse con nuestro visitante pero nada, decidimos acercarnos más al objeto que llamaba nuestra atención, unos 200 mts luz nos separaba de aquel visitante.
Desde la caldera se escucho la voz del carnal el cual nos comentó que se trataba de vaquero galáctico el cuál nos envio un cordial saludo con sombrero en mano y una rola que fluía por la oscuridad.
Dejamos que se uniera el visitante y tomo parte de nuestro tour por la galaxia. Pasaron los minutos - horas o días en la tierra -,todos cantaban al ritmo de surfing the warm industry, cuando el combustible en el cuarto de máquinas empezó a agotarse, el unicornio se estaba cansando, dieron inicio las preguntas desesperadas por parte de los que comandaban la tripulación.
El oxígeno comenzó a faltar dentro de la nave, apareciendo la desesperación y la consigna que pronto todo acabaría, era el fin del magistral viaje dentro del gran Apolo 13, las caras de los tripulantes se tornaron tristes porque regresabamos al planeta tierra y el buen estudiante del politécnico cerro la travesía reforzando las puertas del Apolo 13 con cinta de aislar para que según él, no se colaran los mosquitos galácticos y uno que otro alienigena....
2 comentarios:
It was an amazing journey indeed.
El único pedo fue el jetlag que sentí una vez que se efectuó el aterrizaje, andaba todo idiota.
Y ese pinche vaquero galáctico desapareció en su nave interestelar, porque ya nadie le vio rastro.
"... Houston, tenemos un problema..."
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