5.6.14

la compañía de un cigarro, de una copa, de una dosis....

Qué jodido es ver a alguien todo el día con el puto smartphone. Y uno les dice, “no mames, ya eres adicto a esa madre”, “no, no lo soy, puedo soltarlo cuando quiera”. Y digo ver, porque hablarles, sólo por medio de otro dispositivo.
Lo más culero se nota en los jóvenes, que son más inmaduros para resistir (aunque los adultos que aprenden a manejarlos la verdad no salen muy bien librados). 
Lo que se experimenta al apartarse de él es evidente: un gran sentimiento de soledad.

Antes de modificar estas conductas, de prevenirse contra ellas, los criterios de normalidad en las adicciones se van a estirar por las “necesidades” de los tiempos modernos.

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