Tiene tiempo que iba es escribir
esto, pero apenas. Me mudo de espacio virtual. Gracias a los tres o cuatro
lectores; al Polo, que fue quien abrió este espacio, y a los escritores ocasionales, hubo algunos textos que disfruté mucho.
Seguiré leyendo los blogs que
leía y si alguien deseara continuar leyéndome, dejo esta puerta para cruzar.
"Nunca he estado contento. Y, sin
embargo, siempre me ha parecido que la alegría me escoltaba, que sus genios ligeros
danzaban en mi contorno y que nadie los podía ver, excepto yo, cuyos ojos
radiantes saltaban de gozo. Por eso, cuando feliz y dichoso como un dios paso delante
de los hombres y ellos envidian mi suerte, yo me río…, pues desprecio a los
hombres y me vengo. Jamás he deseado ningún mal a nadie, pero siempre he dado
la impresión de que mi presencia ofendía a agraviaba a cualquier hombre que se pusiera
a mi alcance. Por eso, cuando oigo los elogios que otros reciben por su
fidelidad y por su rectitud, yo me río…, pues desprecio a los hombres y me
vengo. Jamás mi corazón ha sido duro para nadie, pero siempre, precisamente
cuando más conmovido estaba, he aparentado como que mi corazón se mantenía
cerrado y extraño a todo sentimiento. Por eso, cuando oigo que otros son
ensalzados por su buen corazón y veo lo amados que son por sus ricos sentimientos
profundos, yo me río…, pues desprecio a los hombres y me vengo. Cuando me veo
maldecido, detestado y odiado por mi frialdad y falta de corazón, yo me río y
mi cólera se sacia. Porque, en definitiva, yo habría perdido si los hombres
buenos pudieran ponerme en situación de que realmente no tuviese razón y cometiese
alguna injusticia". S.K.