El otro día iba manejando y vi a un vendedor de
banderas y todas esas cosas que se usan para festejar el 15 de septiembre. Debido
a lo que en este momento estoy viviendo y pensando lo vi con desprecio y pensé,
muy chingonamente según yo, “no me siento mexicano”. Y es que últimamente veo
mucho lo terrible de la ideología de nuestro país, que se manifiesta en conceptos
o refranes (“el que no tranza no avanza”, “más vale malo por conocido que bueno
por conocer”, “de que lloren en su casa a que lloren en la mía…”) y en
actitudes: nuestro egoísmo; nuestra cultura de no trabajar, de no esforzarse,
de hacer las cosas descuidadamente (al aisevá, decimos); nuestro infantilismo
que se revela en que esperamos que todos maduren, menos nosotros, que la ley se
la apliquen al otro, pero no a uno mismo, criticar al de enfrente, pero
incapaces de la introspección y la lucha con uno mismo; el enaltecer la
traición, la trampa (eso es ser chingón, fregarse a los demás); nuestra hambre
callada, que se conforma con imitar lo que otros hacen, y no apunta a
distinguirse; etcétera. Esto es lo que yo veo por el momento de ser mexicano, y
no me gusta, me da repulsión, y ni el poema de j. e. pacheco ni la selección
mexicana me consuelan, pero no por eso quiero ser arrastrado y aspirar a ser
gringo o europeo.
Pero apenas he caído en cuenta, y gracias a alguien
que hizo un artículo sobre el proyecto de nación de México (desafortunadamente
no puedo recordar su nombre, pero sus ideas no) de que los que dirigen al país,
los ricos y los políticos (que en este caso son sinónimos, ya Paz decía que la
política es vista en este país como un medio para ascender socialmente) no se
sienten apegados a México, basta ver los apellidos y las acciones, Gortari, Slim,
Carstens, Chong, tener los hijos en el extranjero, comprar propiedades e irse a
vivir allá, y demás.
El proceso que se está dando en México es particular,
como bien decían los intelectuales en Alemania antes de la segunda guerra
mundial, la palabra ‘crisis’ está siendo utilizada políticamente para asustar a
las personas y manipularlas, pero no se apunta en mi opinión a un nacionalismo
facista, que es para lo que ha servido históricamente, sino que el proyecto en
mi opinión más bien apunta a deshacer México. Decía Paco que nuestra identidad
está más bien en una lata de coca con un nombre que en lo que podríamos
pensar representa a nuestra patria. Quieren disolver los huesos del águila y el metal del peso en un vaso con coca.
Hay quien todavía piensa que las ideas no son
importantes, pero son las ideas las que nos hacen movernos, son como rutas en
nuestra cabeza, no podemos tomar un camino distinto si alguien no nos ha
indicado que existe, y creo que le servimos más al sistema derrotándonos,
pensando que no se puede hacer nada. Parafraseando a e. vedder sobre el amor,
sé que ya ha sido dicho esto, pero debe ser repetido.
Incluso aunque en verdad no se pudiera hacer nada,
somos más peligrosos creyendo que sí.